sábado, 22 de mayo de 2021

Geroglifica.

Una mujer que inscripta un nombre en las sombras.
Ajena a los éxodos de las hojas al amanecer.
Del fruto de sus signos en la palabra desangrada.

Una mujer que suelta los días en las estaciones.
En las sábanas blancas que descansan bajo los naranjos.
En los días de invierno se enfría bajo las  buganvilias.

Una mujer que oculta el sol con sus manos.
Encendidas en la noche y en los caminos de fuego.
Se alimenta de sus sentimientos.
Viejos pasos en jóvenes vivos.

Una mujer triste ante la luna que se desangra.
Los dedos encendidos y las lágrimas de resina. 
Piedras frías y círculos de ceniza.

Una mujer dormida que sueña contando  planetas.
Ardientes calendarios que cambian los tiempos.
Un cuerpo frío a orillas de la carretera. 

Una mujer que elije seguir a su rey.
Sin castillos que lo hagan soberano.
Se inclina ante la rotación de su zodíaco.

Una mujer que nada en el viento.
Siguiendo la formula de su receta milenaria.
Ritual para la lluvia que le libera.

Una pálida mujer hermana mayor para los peces.
Madre alegre de las serpientes
Triste y distraído ojo de un camaleón.

Una mujer en línea con la melancolía
Conectando estrellas que iluminan la ciudad.
Regalado sortilegios.

Una mujer inmersa en el que hacer de las días.
En la imaginación de los niños escondidos.
Sorprendidos por los algún dinosaurio.

Una mujer deprimida y moderna pensadora.
Única cifra en sus números giratorios.
Gigantescas migajas de sus manos.

Una mujer que culmina la escalada en un intento.
Sigue los pasos de sus maestros.
Camino vertical hacia tu monumento.

Una mujer tirando del sueño hacia la selva.
Siete sellos que muestran su reflejo.
Escupe flores mojando talismanes.

Una mujer desnuda ( también sin ropa )
Retoma su rumbo soltando sus alas.
Sube hasta la oscuridad tangible.
A un país de recuerdos con el alma siempre blanca.

Una mujer marcada por la veleta del tiempo.
Lanza de fuego que marca los caminos
Repele los magnetismos con el frío de la aurora.


sábado, 15 de mayo de 2021

Arrullo.

Es común habitar entre tus brazos.
Universo horizontal que me balancea.
Aire de un monzón alineádo con la vida.
Fiebre del despertar rodeado de cosas comunes.
Baja es la intensidad de tu voz cuando me cantas.
Silencios celosos de la primavera.
Reflejos de una luna en tu Alameda.
Como acertijo eterno y sin palabras.
Exilio afanoso es tu mirada.
Alabanza a la diosa de tu nombre
Reso de un hombre, y el aroma de una mujer.
Al compás de un ritmo vestigial.
Donde la luna es un astro racional.
En línea con las cuerdas que te iluminan.


Travesuras.

Todavía vive en mí ese niño travieso
Con los pantalones rotos y las manos sucias.
Que juega en el suelo de los rincones 
A los magos y a las brujas.
Espontáneo y sin invitación aparece
Entre las sombras del dia
Contemplando desde su luminaria.
Lejos como la risa de la niñez.
Todavía sigue en mi interior el niño
Indefenso e impertinente.
El infante colorido
Que corre entre los policromos de los jardines.
Soltando grillos blancos bajo la tierra o sobre el agua.
Libre de culpa por las transgresiones. 
Pugna en mi interior la infancia solitaria y triste
Airado por la frustración de las indecisiones.
sonríe hipócritamente ante el apretón de sus mejillas
Avisando de su escapada para rasparce las rodillas.
Impasible por sus fechorías 
A la merced de la liendre inminente

Musa

Palabras que te miran.
Aunque caes no te pierdes entre las hojas
Hojas que se arrastran como todo sin saberlo.
Sin querer flores vacíos están tus tiestos de pétalos
Respirando para detener el tiempo
Para que no esperes el florecimiento.

Palabras que te tienen compación
Tu alma múltiple que en todo se deforma.
Ya que eres reciclable desde afuera hacia adentro.