lunes, 22 de marzo de 2021

Eclipse.

No sé si eres mi eclipse
Realidad que juega con la penumbra.

La boca seca de la fantasia
Debajo de tus silencios y tus risas.

Luna que mata con su silencio
Con la nueva boleadora de tu cariño

No sé si eres mi eclipse
Ruidoso detrás de tu inmensa nobleza

La respuesta del vacío
Ante el claro oscuro de tu reflejo.

Doña nuit.


Indiferente la oscuridad de la noche brilla.
Sobria por las sombras que se enredan en sus brazos
Ruidos en la nocturnidad dulce y transparente
Cerrando el camino entre la bruma y la espuma.
Sangre de un sol y de una luna.
Música para las gotas plateadas
En un silencio de abajo.
Fuera del suelo que deja a su suerte.
Y se eleva como un fantasma que sube la escalera.
Como el hilo de luz en la enredadera.
Tirando la semilla al fuego.
Diosa de todo y de nada
Qué escupe mi sangre en su sueño
Cuando recuerda su suave sombra en la lanza.

Juicio al desnudo.

Si fuésemos juzgados por el pensamiento
No existirían los inocentes
El baúl de cristal quedaria al descubierto.
Para los mirones que solo ven 
Lo que es indecente
Los que buscan oscurecer la luz
Y apretujar la herida.
Saboreandola como alimento tibio, fresco y pertinente

Nuestros jueces en vida
No entienden de empatía y
crean su propia historia, cantandola a coro.
La fusión de sus voces en armonía tiene los codos sobre la mesa
Y la boca desafinada.
Descomponen la figura de las letras
Sabiendo que están equivocadas 
Y vuelven a casa llenos de orgullo.

¿Cuantos caminos hay que recorrer para encontrar la guarida?
¿Cuantas vueltas hay que dar para saber qué estamos perdidos?

imposible volar en un cielo contaminado
Lleno de aves que amas
Con las alas rotas

Pero  yo sigo saltando en el aire
Con una mochila de joyas vacías.

Infantil.

Los niños siempre aman
Con un solo corazón abrazan.
Cálido refugio son sus manos
Que aunque están ausentes siguen haciendo sudar el corazón y la frente.

El sol encuentra su blanca sonrisa
En un juramento que los define por sus saltos sobre la hierba.
Pequeños seres de luz que son el mar
Donde navegamos hacia un deseo eterno
Guardando su infantil secreto.
Los niños son el cielo que no necesita aterrizar.


Páginas de fuego.

Tirar las letras al suelo.
Extraño pasatiempo
Cierra con una añeja palabra la cicatriz del verso.
Con nieve que el relato cubre.

Cuando la tinta sude soltara su llanto.
Un niño que empuja en silencio la puerta.
Invita a cruzar el laberinto
Lejos de las esquinas
Mudo en su lamento.

Alma de la imagen y del sonido del mar
Cuando el gigante parece dormido.
Perdiendo la cordura en el cielo.

Ahora el hombre repara el suelo con hilos de su sangre
Aura de su cuerpo inanimado.
Qué devuelve el grito del panfleto.

La estancia.



Me quedo para no formar parte de nada
Para que el corazón se amarre como una sombra.
Un instante de quietud.
Entierro de un cerebro muy oxidado y
poco fertilizado para la tierra.

Lunes por la mañana
Que nadie me ayude con el caluroso viaje hacia el desierto.
Soy un solista en su comedia que desafina en el canto.
No hace falta que las marcas del dolor queden inmóviles.
Pues al interperie un silencio se reconstruye.

Soy padre de la inercia
Maleficio en equilibrio con la precariedad.
Puritano en excomunión del dolor y locura.
Del dragón del odio soy procreador 
Por qué no soy del fuego que consume y purifica un secreto.

jueves, 18 de marzo de 2021

Introspección.

Se que estoy soñando
Algo me lo dice desde mis adentros.
Soy la víctima pero también el asesino.
Nacimiento y muerte en el mismo camino.
Puente de sangre sobre ríos de huesos
Perdidos en el crucé mi pensamiento.
El sonido de mis sesos palpitaba
Recogo del suelo un sentimiento
Escuchando un fuego que se ahoga.
Se que es un sueño.
En la caída libre al inframundo.
Respirando con miedo el líquido 
Qué se queda contenido en tus ojos.

Predicciones del presente.



Uno de estos días el sol se apagará
Ese astro que nos presta su calor.
Será el final de el cuento.

Las piedras cambiaran su color
La luna quedará sola y confundida.
El giro de su órbita perderá el sentido.

Nada habrá servido para nada.
La eternidad de nuestro tiempo quedará detenida.
Sin el hoy o el mañana
Sin necesidad ni abundancia

La vida será muerte
La muerte será por siempre.
Ahora, antes y después.

Política.

En la cámara alta de solemne arquitectura.
La lengua del beato se afila.
Estampa su ira en la dualidad de su quimera.
Y sus atiborrados jueces dignifican la
fe en sus impolutas sotanas.

La verdad cae de rodillas.
amordazada proyecta una sombra blanca en la memoria.
Sin nadie para defenderla
Sin nadie para liberarla.

Esas mujeres y hombres que 
Representan a las mayorías.
Mantienen un pulso con la soberanía.
Tienen las palmas manchadas pero
respiran por la superficie del mundo.
Y lo hacen a toda velocidad.

El palacio los recibe bajo las garras de dos leónes que controlan el mundo.
Símbolo de poder y de orgullo.
Pero: ¿quién dignifica semejante verdad?
Cuanto tiempo ha de expandirse 
Para representarse al fin como elegidos.

¿Quién abrirá la celdas para liberar el resplandor de la justicia y el bienestar social?
¿Quién hablará del futuro?

Refugio.



Mi ciudad eres tú.
Camino sobre tus calles llenas de castillos
Por tus puentes de fuego que siempre están abiertos.
Encima de los ríos que fluyen como el tiempo
Soy un habitante libre y bien cuidado
Bajo el techo de tu cálido abrigo
Viviendo en altos edificios de polvo
Como golondrinas de plumas azules.
Intérpretes de un canto diferente
Lenguaje del viento
Eres mi ciudad flotante 
Con torres de sal y un
idioma de signos en el viento que se persigue sin poder alcanzar la idea.
Tu bandera se puede ver desde el mar 
Con el escudo del venado herido.
Casi hundido en un pozo de la noche.

miércoles, 17 de marzo de 2021

La salud.



Lo ves?
Este hombre viejo 
Con el cuerpo seco y tambaleante
Con las piernas frágiles sobre la tierra 
Filtrándose en las piedras.

Se desploma sin fuerza en el aire
Sin el impulso del viento.

También se unifica y rejuvenece
Atrapando antiguos pasos que se dirigen a un solo destino.

Suelta sus semillas y se hincha hasta expandirse en una.
Estira sus brazos libres y maleables
Como hilos interiores.

Instrumento.

Guitarra para cuatro manos
Al ritmo del movimiento.
Escaleras del palo de rosa entorchadas a tus cuerdas intestinales gruesas y finas.

Truenos contra las tormentas
Luz y sonidos en el viento.
Al compás del baile en la enredadera
Manos de veinte uñas sobre tus piernas
Notas contra silencios 
Altas y bajas subiendo la vereda
Rebotando en el tiempo.

Ensamble a cuatro manos la guitarra
Destreza contra velocidad
Escenario con peldaños de tierra
Largos y cortos en su eternidad.

Tobogán de luz trenzando la soledad y la alegría
Inmóvil hasta deslizarse por la espalda del recuerdo.
Balanceo del son de los dedos 
Urgentes y susecivas en las veinte uñas.


A las puertas del terruño.

Apareces y te desvaneces
Espectro de hueso y carne
En los callejones de la pureza
En la superficie de su cimiento indestructible.

Te pierdes y te encuentras
Sin poner los ojos en el océano
Y las manos en la arena
Qué se refugian en los puntos cardinales.

Adrenalina


Aterrizaje de urgencia 
En un segundo de la vida.
Con alas vencidas y las elices rotas.
Caimos en un viento iluminado
En ningún lugar y sin dios que nos redima.
donde los campesinos cavan un remolino.

Tu no aterrizaste en el mundo y
Conocías el camino que recorrias
Hacia las rutas en movimiento de los ruidos.
En los años grávidos del espejismo.
Sin miedo a morir de sed en el desierto de tu cuerpo

Sin encontrar un atardecer firme
Sobrevolando la tundra secreta
Anochecer del panfleto
Catástrofe del día
En el agua en la que seco y mojo las letras.

martes, 16 de marzo de 2021

En marzo.

Cierras la noche
Con una lluvia de silencios.
secretos que suben.
Desde lo frío del suelo.

Por reír una vez
Antes de una carcajada
Expulsando al ídolo.
Qué despierta al mediodía.

Un tren que va por las durmientes rotas.
Sabiendo que así no cambia su sentido.

También cuando se golpea en el pecho 
El alma 
con el tintineo su camisa.
Como el hábito de un beato 
Perdido.

Del vino.


Bebe
Y escucha el respirar del mundo
De pueblos legendarios
Qué van de historia en historia

Inmóviles y desgastados
Les sobra vacío en sus entrañas

Bebe y escucha el clamor de su llegada.

Fortaleza.

Nadie me espera pero estoy llegando
El aire está ardiendo
Antes del amanecer
Fuego y hielo libre dentro de la suavidad
Del terciopelo fino que es el camino 
en el contorno suave de las nubes

El cielo se oculta y le miro
Abrazo su calor
Extravío de un hombre pequeño
A la altura del piso.
Está sano y aveces traga
Su madre le aborta 
Desde un principio en el río.
Sólo y triste 

El día es un barco de luz 
Para los que nunca han sido amados.
Densidad en las piedras de la luna
Donde se estampa un águila de plata.
Cubre con enredaderas su rostro
Sin poder ver sus alegrías
Y sin piedad.


Sepulcro.

Con la dureza de la sal
Me estiro en el techo que me mira.
Superficie de tierra envenenada
Acaricia mis contornos y me hace desaparecer
Desde el centro del mundo
En secreto y en lo oscuro
Para que el frío voraz termine
En el ojo de agua que se evapora.
Mezclándose con la aurora
Y el deambular de un carnaval de humo.
¿En qué lugar termina mi nombre
En un reguero de piedras encendidas
Con un saludo lleno de la libertad de mis pasos?.

viernes, 12 de marzo de 2021

Las horas del poema.

Un poeta incomprendido
escribe el futuro en el polvo
En el agua de su barca encendida 
Brillando escondida muy lejos de si
soñando con el sonido del mar
Encontrando un secreto de amar.

En el presente que olvida
Va dejando un una señal en la altura
Repitiendo el error de su duda
Por causas desnudas que quedan así
Descubriendo un relato final
Imperfecto principio irreal.

Es un poeta sin suerte
Qué con las manos agranda su herida
Predicando el ocaso del día
A su luz fluida y
Cansada de huir
Pierde su memoria brutal
Brota en su tinta el ritual.

Todas esa luz que lastima
Palpitando su alma en la egida 
Donde el cuerpo abandona su vida
Como un  aves prendida por un fuego sutil.
Sacrificio de un cuento terminal
En el grito de un hombre banal.

La poesía es el goze 
De su viento en las ramas vencidas
Argumento de frases vendidas
Des humedescidas por tanto elegir.
Componiendo sus ruinas de cal
En el sacrificio de un cielo abisal.


Jarabe de paso.

Delicadamente su vida se apagó
En la marea de una pandemia persistente.
Qué lo elevó como a una nube
En su último viaje decadente.

Alzó al final su voz con una sonrisa indiferente.
Al descubrir su caída hacia el abismo
Sin encontrar ofrenda en los altares
Al despertar de un sueño en el realismo
De los tatuajes del tiempo en sus asares

Hoy sus hijos están de luto
Aún con mierda en los pañales
Esperando en un rincón sin dueño
Débiles de un corazón en duelo.
Atiborrado de puñales.

Baila incontrolada la suerte
De la mano de una muerte inerte
Qué se arranca los juegos a tirones.
Qué se queda detenida en sus canciones.
Esperando para poder verte.

La verdad

La verdad se queda en la mirada
En una rendija del reproche
Se acomoda en la espuma
Se arrodilla en la noche
Su sencillez perdura
Reflejada en su escote
No detiene a la duda
Va desnuda hacia el norte
Encendida en la bruma

La realidad se queda ensimismada
Para encontrar secretos persistentes
Suele dejar sus manos sensitivas
Para arañar un sueño decadente.

Esta verdad parece olvidada
En el portal de un ser convaleciente
Sueña con abrir ventanas escondidas
Con una señal de antigua suerte.

La verdad que espera inusitada
Va tarareando su canción a media noche.
Va picoteando a la luna
En el murmullo y el odio
Para entender la lluvia
Encogida de hombros
No se queda dormida
Quemándose en la lumbre más oscura.


martes, 9 de marzo de 2021

Quetzal.

Con letras de fuego está grabado tu nombre.
Quetzal en llamas.
Belleza del infinito en el cristal del alba

Eres el que disparas la melodía
Con el antiguo instrumento de tu garganta.
Ave muda entre el espanto y la esperanza
En el contorno de un reflejo incandescente.

Punto entre los ojos y la lejanía.
Levitando entre la selva eflorecente
Alas eléctricas que descongelan la pendiente.
Resquebrajandose en su epifanía.

Aquelarre de oficina.


Acabamos desguindadolos a tirones de las vitrinas.
Y a bofetadas limpias los acumulamos en la hoguera.

El fuego en alambique humedecía nuestras retínas
Y la llamarada incandescente iluminaba la ceguera.

Entre los grandes también estaban los pequeños
Entre los más nuevos se consumían los 
Viejos
Crujiendo en armonía sobre las piedras del piso
Formando animas que bailaban al compás de las sombras proyectadas en los edificios.

Incapaces de comprender la ira
Nos adentramos poco a poco en el delirio
Aquelarre del humo entre letras encendidas 
Entretejido en lo mundano de un 
Embrujo inoportuno en equilibrio.

Recordaremos siempre aquel día
En el que nuestra hermosa transgresión
Quedó dignificada 
Petrificada en la memoria del tiempo
Qué alcanzaremos en la última hoja iluminada.


sábado, 6 de marzo de 2021

Amor etílico.

Besaba el fuego del gusano dormido.
Iluminando su lengua con el relámpago reluciente.
Chorreando su cicatriz entre las manos del calor mendigo
Bajo el embrujo del buitre y del mago impertinente.

Por la carretera iba sólo
Armado con su botella de sonidos tristes
Pidiendo un poco de madrugada y
Garabateando el rastro de su sucio alpiste.

No se da cuenta de que su rumbo se contradice.
en el amanecer de una noche que se desvanece.
Como el conjuro de un chacal de humo. en su intento de avanzar por la avenida de un desierto que desaparece.

Es una sombra que pena con los 
Ojos encendidos.
en una mirada ausente
deambular de un marinero confundido
De su carcajada en un velero incandescente.

Alcanza el sueño endurecido en las paredes
En lo mas bajo de un precipicio sin balcones.
Escalando el tiempo y alcanzando 
Amores 
En un vacío del rincón inerte.

Dejo enterrada su cabeza helada
En el remolino de su embriagues pérdida.
En el otoño de su estación ahogada
Por las burbujas de su adicción en vida.

Se despidió al despuntar el alba
Junto a la risa de un venado herido
Dejándose llevar entre los seres alucinantes
Dispersándose en el valle de su viaje ininterrumpido.
Huesos en el aire y piel en el olvido.
Sangre de un recuerdo persistente.