martes, 30 de noviembre de 2021

Ojos de luna

El mar es una piedra de cristal
En las olas las mareas
Voz de los peces voladores
Miradas de invierno en sus orillas.

Descanso de las aguas moribundas
Susurran revolviéndose en las orillas
Como tus ojos, altares a la oscuridad
Fijos en mi mirada
Lunas del mar.

Diciembre.

Inmóvil, abierta
Canto al coro
Isla que me reclama
A gritos.
En la playa 
Soy grano de arena encendida
Acumulación y polvo 
En el arrabal.
Voy para encontrarme 
Con todo
Escuchar las alas
De un ave que despierta
El pueblo en su movimiento 
Frenético
Calles de fluido ardiente
Ventanas con ojos
Que me atestiguan.
Los secretos
Insípidos como las piedras 
Me persiguen siempre
A todas partes
En su río 
La mujer es mi destierro
Con sus matices
Se reconstruye.

martes, 9 de noviembre de 2021

Válvula de escape.

Cierro el libro de la vida
Donde se borran los días
En la inmovilidad de los ojos

Los pies remueven las arenas del tiempo
Se mojan con la misma agua.
Perdendo el frío con otro tipo de calor.
Y los ojos miran otro mundo de mi mundo.

Escape de mi mismo y
De la mentira de la claridad
Sin pruebas de las pistas de la luminosidad
Para escupir el tequila blanco
Y que me des tus manos para acariciarlas

En las pocas hojas de los días
Bajan las raíces de tus vestidos
Verdades de una flor.
Cuando cierras las manos
Las abres dentro de las mias
En las sillas rojas donde permaneces de pie
Para secarte los ojos

Las piedras de los pozos de mi sangre
Con la cara sin rostro
Quedando en medio de tus palabras sin sentido
Por qué los recuerdos me confunden
Al principio de mi muerte.

Amigo de nadie.

Hombre huraño ofrece vivienda 
Atiborrada de cachivaches
Sin plantas pero si con animales
Sin ningún tipo de aval.

En un poblado lejano y real
En donde los que hablan se quitan la máscara.
Donde las falsas palabras 
Nos allanan el camino
El cantinero solo tiene agua
Cuando uno busca entretenerse 
Se deja fumar en la barra 
Y olvidarse del teléfono.

En el jardín del vecino
El pasto siempre está más verde
Le veo y lo saludo con los dedos
Pero sin quitarme el sombrero.

Los amigos recuerdan lo que siempre pudimos ser 
Y en las reuniones 
El olvido está a la orden del día.
La muerte es alegre y dormida
Y los relojes saltan a las seis el fin de semana.
Cuando en los calendarios se cambian lo tiempos
Y en las direcciones se pierden los sentidos.
Árboles sin hojas y de ramas secas
Se ven empequeñecer en las plazas y los parques del poblado.
Y los trovadores solo cantan 
Sin intentar contar una verdad.

lunes, 8 de noviembre de 2021

Volver otra vez.

Para ti es esta agua sólida, escudo de fuego
Mi incipiente alegría.
Para reconstruir el mundo
Toda la humedad.
Todo lo herido
Para iniciar nada
Frío e iluminado, hielo sin escarcha
Encendido y ardiente. 
Nieve y agua fría
Tempano sin orillas
Congela el mar del suelo con granizo helado
Encima de la oscuridad que se levanta
En frondosas tundras. 

Familia polar que nos constituye
Mar de agua congelada de copas frías y hambrientas.
Fría emoción latente, nieve que sana
Frío constante que duele
Igual que la incipiente nube que desprende llamas
Escarcha como el cariño y las nubes
Sobre mi cabeza saneada  
Congelada fuera de la nieve ardiente
Nevera palpable y real.
Gélida como el gélido sueño.

Así vuela el viento junto a la vida
Con alas heladas en movimiento
Fría como la locura que te consume
Fría para ti mismo, frío que no quema
Cúmulo sin forma, hambre sin estómago
Para empezar de nuevo.
Universo herido , para poder volver.

Amanecer en un portal de la noche.

Conozco bien a los gatos que maullan bajo el claro de la luna.
Cómo hijos perdidos de la noche
Sus movimientos desequilibran la cordura
El desencanto de un hechizo en los rincones.
Se cuándo mis noches se despiertan
Sobre un mundo ahogado de locura
Escenario de cordura jugando a la cuerda floja
Como las tumbas sin epitafiods adornando los días sin flores.
Con los beatos de rodillas simulando el requiem de Beethoven. 
Se arrastran descalzos y a tirones
Hasta el final de un altar oscuro
Con la sonrisa desencajada por el amor a la sacristía.
Convertido el milagro en espejismo
Asustados por la ternura
Espesa como la leche de la amapola.

Inmóvil la piel unida a la estructura
Con huesos de papel humedecido.
Sin pétalos de una flor efímera
Con aroma a tierra del abismo.
Se rinde como un camión cargado de basura.
Ante la dolorosa curva de la cuesta arriba.
Rota por el pesar de viejos andares.

Así la Seiba llora con el aire que la intoxica
Delicada llovizna al principio del día
Cerca de los mares del sur
Ardiente y silencioso huracán de la isla
Arrancando la ventana de un drama de la vida
Mientras las patas de la fealdad 
Se acercan por detrás como un puma desde la altura
Llevándose los niños hasta la jungla triste
Destrozando los ropajes de lana voladora.

En ese callejón lejos de aquí.
Con el reflejo de su piel cercana y herida
Sube por tus piernas escalando como un poema
Al final de un corazón abierto.
Llega a la sima del monte de mi cuerpo
Un cuerpo que ensancha sus fronteras al sur.
Sin madre felina que de arrullo en la guarida. 
En el norte, casi en el sur y cerca del valle.

Alegría que en canciones suelta su lamento
Y la muerte se pasea con la barba crecida
Lejos del cielo y alimentándose 
Cómo los ojos que brillan con la lluvia del día.
Farolas bajo la oscuridad , gigantescas luciérnagas de la noche.
Cómo los brillantes ojos de la muerte.
Donde la sirena, el sultán y el adivino
Quedan detenidos sobre el suelo de barro
En la simiente ardiente que corroe las sillas
Y el metal oscuro de la escalera.
Así anida la silencios avispa
Persiguiendo el aroma de aserrín de la madera.
Aterrizan como espuma hasta el dulzor de la resina.
Que se inflama con el calor y la ventolera.
Mientras los cantores de la madrugada se callan con el silencio turbio del mediodía.
En el filo de la navaja que marida con los 
Vitrales
Después de la inercia del halcón y la paloma que huyen del día.
Pálido grito de un pinzón en la bahía.

Desconocida ofrenda bajo un altar de la abadía.
Cuando los dedos del jardinero se distraen
Aferrando la nocturnidad de un rosal en la enredadera.
El fino encuentro de la sangre y la riviera.

Santa dama justiciera, mariposa satisfecha
Parpadea en la ceguera de un árbol triste
Oculta del camaleón que espera el escandaloso ruido de un nacimiento.
El verde de los prados que ralentizan mis pinceles.
Aquí en donde termina la carretera
Donde crujen los barcos que se tambalean sobre el asfalto.
Raspan el suelo con la madera
Cómo un espectro en el horizonte de los glaciares.
Conozco bien a los gatos que maullan bajo el claro de la luna.

domingo, 7 de noviembre de 2021

El ave y la luna.

El final llega cuando caemos al abismo
La frágil y delgada vela en la noche
Con el alma flotando de silencio

Del estanque de la luna huyes
A besar por primera vez la oscuridad

En el cause del río del olvido
Ya no suena el tenue canto de la vida
Que nunca te llama dentro del bosque
Igual que un pájaro que vuela en un cielo sin aire.

sábado, 6 de noviembre de 2021

Desierto en el crepúsculo.

Baja es la arena en la orilla.
Honda es su circunferencia.
Arena aveces blanca y cayéndose de todo
Incontables y opacos cristales.
Aveces negra y oculta.

Arena al final de la vereda
Final después de más arena 
Arena vacía de arena.
 
Bautizando lo que se forma en la arena
La serpiente muda de la arena
Colmillos sordos de mil serpientes
En las mil lenguas de arena mil serpientes
Con el estómago encima de todo.

Desierto abrigado ebrio del oasis del desierto.
Altos los planetas con sus bajas estrellas
Prisionero negro de la libertad del arenal
Que en las constelaciones sin fronteras se condensa

¿ Que amnesia de los sueños libres
Apagan en tus labios sus negras aguas?
De mi te escapas mientras caes
Lejos de mi y de todo lo que nunca llega.

Horas que se queman o se evaporan
Horas que son desierto y desierto que es sol de fuego
Padre de la risa, minúsculo insecto herido
Horas que regurgitan los días.

Nuestras manos


Tus manos y mis manos juntas
Dos páginas de un libro
Cuando sus letras son nuestro universo.

Nuestras manos unidas 
Dos ríos que se encuentran
Y su cause es nuestro sentimiento.

Tus manos y las mias aferradas
Chocan como las nubes
Cuando los días se nublan.

Nuestras manos entrelazadas
Pueden ser como cuchillos
Y su filo nuestra tormenta.

Viejos ojos.




La niebla moja la niebla de tus ojos
Recoge lágrimas en lo húmedo de tus labios.
Congela tu cabello hasta los sentimientos
Y dentro del sentimiento tu historia.

La luz se desparrama cuando en tus manos anochece.
Cuando en la distancia no soy yo el que amanece.
Sólo aquel viejo que fui.
Sin saber cómo eran mis ojos abiertos
Marchandome para desconocerte.

viernes, 5 de noviembre de 2021

Escudo de piel.

Igual al desierto
Al fin de la soledad
Se aleja de las aguas del nacimiento
De los árboles y los monumentos.

En su jardin solo le da
El abnegado fruto
Escudo y castigo
Las soledad es desierto
Hermosa arena sin final para el refugio.

Los pilares.



Bailas al final de las hojas del viento
De puntas y con la espalda al mar
Por momentos te sigo veloz y valiente
Me acerco a tí, con notas sucias 
Con el mapa de tus símbolos.
Manchas en la sangre del los ríos.
El canto qué parte la tierra.

Vuelvo de las ramas secas intrincadas
De las cosas sólidas y densas.
Nube que sube y baja
Llevandote cerca de tí 
Avanzas sin moverte de la península
Sigues mar adentro
Entre las derivas revueltas
Recuerdos de un océano loco
Detenida sigo sin alcanzarte mientras tratas de extraviarte.
En la mareas que se enrollan y des enrrollan.
Una eternidad de la luna en el horizonte
Gema bruta que se apresura y
Se incrusta inmóvil 
Mar adentro en la búsqueda de un extraño.

martes, 2 de noviembre de 2021

El compañero.

Grito de fuego detrás de la cordillera
Luz de espadas en el agua
Avanza en la orilla
Los maestros despiertan, es de noche
Azúcar impregnado en los dedos
Endulzante de un hombre que sonríe
Nubes que cubren a un ave desesperada
Ocultan su voz ruidosa.
Reconstruye el día del maestro.
Recogida de arena en la vida.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Padre de hielo.


Serena la sombra de la noche que se apaga.
Sobria en el crepúsculo de la ventana
Oscura como la ciruela dulce
Detenida entre la rama opaca.
Hilos con alma de luna.
Melodía de fruta plateada
Habla en silencio
Superficie que al océano libera
Sube como suben las tortugas con las mareas.
En las corrientes doradas de tu perfume
Inmóvil la nocturnidad de un dátil sobre la palma.
Hombre y semilla recogiendo el fruto del suelo.
Padre de la mujer y del todo.
Olvidando tu nombre en su despertar
Si el recuerda su suave sombra de navaja.


El vivo y la invencible.

Necesito tu silueta femenina.
En tu costado se escurre la nocturnidad de la noche.
Lejos del día y la profundidad de farolas
Caminante del crepúsculo sobrio y silencioso
Encima de la esencia aromática de tus piernas.
Entregado a lo dulce de tu tentación.

Aún con lo ligero de tus pétalos desconocidos.
En lo críptico de las gotas de lluvia en tus portales abiertos.
El placer que da la suavidad de las sábanas de cuna.
Cómo respirar bajo el agua en presencia de la quietud
Con forma de silencio añejo 
inerte insecto sobre las tablas del piso.
Arpa de timbres largos rebotando al ritmo de tu risa.
Mientras la fealdad se viste
Al son de un amor envalentonado por el descaro a la vida.
Paralelas a tus pechos como frutos de la virtud.
Sin ser viuda de este pájaro terrenal del universo.
Lento planeta congelando en su constelación. 

La visión.

Siente la humedad en la ciudad
A la luz del día.
Calles que se mueven hacia atrás
Para hallar salida.

Piedras que se parten al pisar
Como un juramento
Nudos deshaciéndose en el mar
Entre los lamentos

Deja que siga
Entorpeciendo tu ritual
Amontinando un corazón
Como cubriéndose de sal.

Vuelve al rincón alguna vez
Que nos llena fácil
Quema los balcones de papel
Cuando duerma el día.

Llena la vida
Deja las horas despertar
Como si fueran a caer
Dejando pistas en el mar.

Una visión alrevez que no dice nada.
 

Tres lunas.

Son tres lunas en una sola baraja
Dos de fuego y una de plata.
De la gitana la mirada es ciega
Como el blanco de la estrella
Y la profundidad del universo.

Me regala esperanza y miedo
Y la abrazo y Bebo
Calentando mi motor
Con el brío del fuego.

Hoja con alma.

La inmovilidad reconstruye las hojas gruesas como morcillas.
Debajo de la silla sin patas
La mesa pública de un sol que oscurece
Un alfabético mordisco de dos almas
En la parte más baja del suelo.