Que abandonó su razón.
En una mano llevaba el hambre
Y en la otra un corazón.
con una tan profunda herida
Qué no lograba avanzar
Entre su muerte y la locura
No se dejaba alcanzar.
Él caminó en su tristeza
Como un fantasma real
Pero su sombra es incierta
Cuando alimenta el frugal
Era tan ingrato en vida
Qué nunca pudo encontrar
Entre sus dientes la poesía
Qué no dejó de olvidar.
Cuentan que habló de belleza
De los encantos del mar
Pero en las horas perversas
Se desangraba al llorar
Con las gotas encendidas
Qué no dejaban mirar
En su nobleza y en la codicia
No se quedó a esperar.
Llanto del viento casi perdido
Qué no le cuesta escuchar
Viejo de mensajes encendidos de libertad
Sólo le queda soñar con un hogar sin umbral.
Sueños con peajes expedidos al despertar.
Aavanza, resa y se espanta en el parto de su verdad.
Rostro de tierra espectral
Un sentimiento ritual
Desesperanza y voz de venganza
Hombre sin funeral.
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