jueves, 11 de febrero de 2021

Isla.

Una moneda con dos caras iguales es tu mirada. 
Sol y luna que coinciden en el horizonte de tu crepúsculo.
Era demasiado fácil perderse en el serpenteante rastro de tu laberinto de aire, roca y agua. 
En el espanto de tu ternura delimitada por el martillo de fuego del antiguo guardian de las mareas.

Difícil entender que tú rastro era mi refugio, que la guarida imperecedera caducaba con cada golpe en la hondana, que era lo mejor para mí juicio y que vería con claridad mi sangre iluminada.

Petiusa del encanto entre los tiempos 
Isla de mi luna ensimismada.
Cai en el remolino de tu ensueño arrullado bajo la sombra de tu enredadera
envenenado por el encanto de tu puerto y de la dualidad santificada.








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