Chatita y redondeada.
No sabía cuánto te necesitaba
No sabía cuánto te amaba.
Verso de amor como el gatito dormido.
Dulzura infame la tus manitas inquietas
Enterradas por siempre en mi pecho.
Restregando los pies en el nido.
Siempre fuiste risueña
Hasta cuando el dolor más te amedrentába.
Uñas de niña afilada que se arrebatan con el viento.
Danza de abeja ilusionada que no deja de brillar aunque se acabe el día.
No es invisible el amor que te profeso
tenue zumbido en el viento.
Interminable como el tiempo.
No es imposible agotar al día
Nunca se acaban los ingredientes de tu ungüento
Aveces la canción no está escrita
Pero imaginas su secreto.
Sin tu risa mi vida queda constelada
Detenida en el salvaje rizo de mi memoria helada, carente de sentido.
Voy a vivir para admirar tu historia
Voy a morir para vivir tu gloria
No hay comentarios:
Publicar un comentario