domingo, 21 de febrero de 2021

La catedral hundida.


En la catedral que acaricia las nubes
Descarga su ira
Por descontrolar su semblante inocente 
Se deja llevar.

Atravez del tiempo relata su abismo en las almas pérdidas.
Qué sobradamente amanecen bailando a la orilla del mar.

Pasos que pesan los años 
Anuncian al viento su suave lamento
De piedras vencidas en sal
Santos y viejos encantos cubrieron sus templos tapando el recuerdo de un sentimiento con cal.

Cantos de lluvia dejan volar
Al risueñor escarlata.
Restos de luna bajo el cristal
De un corazón de hojalata
Se hunde en la hierba y vuelve a soltar
Todo el calor de un sueño
En su caricia permanente y en una lágrima pendiente de existir.

Arde la luna y vuelve dejar
Su risueñor en la plaza.
La diosa fortuna espesa el ritual
De sus escarchas de plata
En las mareas quiere bailar 
Arrebatando al viento su silbido permanente en la rústica simiente de elegir.


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